Francisco Giner de los Ríos

         Francisco Giner de los Ríos (1839-1915) fuel el fundador de la Institución Libre de Enseñanza, la cual no tardó en adquirir renombre nacional e internacional, fue el más ilustre de los precursores del alpinismo castellano. Su gusto por el campo, le llevó hasta Guadarrama, donde desenvuelve toda su intensa acción.

     La formación de hombres útiles a la sociedad; hombres capaces de concebir un ideal; coeducación y reconocimiento de la mujer en pie de igualdad con el hombre; libertad de textos y supresión de los exámenes memorísticos; una escuela basada en el método científico, que abarque toda la vida del hombre, y que pretenda la formación de hombres completos, abiertos a todos los ámbitos del ser humano, oponiendo libertad a autoridad eran los ideales de Francisco Giner de los Ríos.

    Luchó por construir un país de personas libres dirigidas por personas libres y con preparación adecuada. José Ortega y Gasset, Federico García Lorca, Luis Buñuel, Miguel de Unamuno, Salvador Dalí, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Manuel Azaña, Julián Besteiro... estos nombres bastan para comprender la trascendencia que su iniciativa ha tenido. Es un personaje clave por su influencia sobre los ideales ilustrados liberales, que sirvieron a la minoría intelectual republicana.

     Fue el continuador del Krausismo en el último tercio del siglo XIX y los primeros años del XX. Ejerció un influjo enorme sobre sus discípulos y renovó la vida intelectual española. Su propósito fue regenerar el país a través de las conciencias. Quería crear hombres íntegros, cultos y capaces, en base a la idea de que los cambios los producen los hombres y las ideas, no las rebeliones ni las guerras.

     En 1883, junto a otros profesores, comienza una excursión con un grupo de niños, discípulos suyos, por la Sierra de Guadarrama, educando directamente en la naturaleza. El grupo salió de Villalba y tras tres días de caminata llegó a la Granja, pasando por el Alto de Guarramillas, Cotos, Rascafría, el puerto del Reventón y La Granja, regresando hasta Villalba otra vez a pie. Esta excursión, se considera como un hito en la historia de la pedagogía en nuestro país.

     No sentía el deseo de las escaladas peligrosas, por los riscos difíciles. Andaba mucho y bien, según aseguran los que le conocieron. Le gustaba la nieve, y se bañaba, todavía anciano, en el agua de los ríos, con la primera luz de la mañana, rompiendo la costra de hielo de la superficie.

     Antonio Machado le describe así:  "fue don Francisco Giner un hombre incapaz de mentir e incapaz de callar la verdad; su espíritu fino, delicado, derivaba necesariamente hacia la ironía desconcertante con la cual no pretendía nunca herir o denigrar a su prójimo, sino mejorarle. Carecía de vanidades, pero no de orgullo; convencido de ser, desdeñaba el aparentar. Era sencillo, austero hasta la santidad, amigo de las proporciones justas y de las medidas cabales. Era un místico, pero no contemplativo ni extático, sino laborioso y activo. Toda la España viva, joven y fecunda acabó por agruparse en torno al imán invisible de aquel alma tan fuerte y tan pura. Se adueñaba de los espíritus por la libertad y por el amor".

 
De izquierda a derecha, Ricardo Rubio, Francisco Giner de los Ríos y Manuel Bartolomé Cossio, los creadores de la Institución Libre de Enseñanza.

         En el delicioso libro de David Castillo y Marc Sardá Conversaciones con José "Pepín" Bello (compañero de Lorca, Buñuel y Dalí entre otros en la Residencia de Estudiantes) nos habla de Giner de los Ríos como un hombre "admirable, respetuoso y austero. La Residencia se caracterizaba por el buen gusto, la libertad absoluta, el buen tono y la sencillez extrema. Lo de la sencillez era algo heredado de la Institución Libre de Enseñanza. Una institución ya no humilde, sino casi pobre. A Giner de los Ríos, líder indiscutible y promotor de la Institución, le llamaban el santo laico. Tengo de él el recuerdo que se merece: un hombre de los más ilustrados de España, y, sin duda, al que quizá debemos nuestra actual cultura. Giner de los Ríos lo dio todo por nosotros, su obra, siempre al servicio de la enseñanza, su libertad, su vida. Estamos en deuda con él y con los que sacrificaron sus vidas por la cultura y por el arte, nuestras banderas."
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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