Insectos

-Las aceiteras (Physomelloe corallifer)
    
     También llamadas "carraleras" salen del nido a mediados de marzo, tras haber sufrido varias metamorfosis. Las hembras entierran grandes cantidades de huevos cerca de algunas plantas, a cuyas flores trepan las larvas en su primera fase. Allí esperan la llegada de determinadas especies de abejas, a las que se adhieren con el fin de llegar a su colmena. Cuando la abeja pone su huevo, la larva de aceitera se lo come, disponiendo después de las reservas de miel elaborada por la abeja. Una vez acabadas una serie de mudas y finalizado el invierno, el individuo adulto puede verse caminando torpemente por el campo, amparado por su desagradable sabor.





-Caballitos del diablo (Ischnura pumilio)

Caballitos del diablo

     En verano, revoloteando siempre cerca del agua, podemos observar estos predadores de otros pequeños insectos, con sus llamativos colores y brillos metálicos.







-Mariquita de siete puntos (Coccinella septempunctata)




-Hormigas rojas;

Todas las especies del grupo de las hormigas rojas están protegidas en Europa, ya que se ha observado que nunca se producen plagas en las zonas de bosque donde habitan. Los datos hablan de 6.100.000 presas capturadas en un año por los miembros de un hormiguero de tamaño mediano.

     Prefieren para vivir los bosques de montaña y habitan (en la Cordillera Central) por encima de los 1.000 metros de altitud. Sus nidos son grandes acúmulos de tierra y agujas de pino, y pueden albergar hasta varios millones de individuos. Cada colonia, posee su propio territorio donde cazar y no toleran la presencia de miembros de otra comunidad.








-Procesionaria del pino;

     Sus características bolsas nido de color blanco colgadas en las ramas de los pinos nos indican su presencia. Su nombre, es debido a las hileras que forma para desplazarse, un ejemplar seguido del otro, formando una fila. Los bosques de coníferas de la región mediterránea sufren la acción defoliadora de estas orugas.



Fotografía: Fernando Gallego.

    La procesionaria de invierno (Thaumetopea pityocampa) es la más abundante. Alteraciones en sus ciclos de hasta cinco años en algunos de sus individuos hacen que sus plagas sean difíciles de controlar. Los adultos de la procesionaria de invierno aparecen en verano, depositan sus huevos y mueren a continuación. Un mes después de la puesta, a finales de verano, nacen las orugas que construyen las típicas bolsas blancas en las que se refugian durante el día y de los que salen a la caída de la tarde para alimentarse de las agujas del árbol. Cuando llega la primavera, las orugas descienden por el tronco, y forman esas llamativas "procesiones", buscando un lugar para enterrarse y transformarse en larva de adulto.

     La procesionaria de verano (Thaumetopea pinivora) realiza la puesta en pleno diciembre, pero las orugas no nacen hasta la primavera. Es entonces cuando tejen los bolsones de los que saldrán de noche para comer (igual que la procesionaria de invierno). A los tres meses de su nacimiento, formarán las procesiones que también buscan un lugar donde enterrarse y completar su ciclo vital.

     Debido a esas alteraciones en su ciclo, es posible que ambas especies coincidan, aunque, lo normal es que si encontramos una procesión antes de mediados de junio esos individuos pertenezcan a la procesionaria de invierno, y a partir de esa fecha hasta mediados de agosto a la procesionaria de verano.

     Como curiosidad, el individuo que dirige la procesión, es siempre una hembra. Si la retiramos de la columna, se producirá una detención breve de la marcha. Si es un macho el que ha quedado en primer lugar, empezará a buscar a un lado y a otro al individuo que seguía, y la columna no continuará la marcha hasta que otra hembra pase al primer puesto.
     Si el corte se produce en el centro de la columna, el individuo que note el corte detrás de él, transmitirá una señal al que le precede, y así sucesivamente, hasta el miembro que ocupa el primer lugar y que detendrá su marcha hasta esperar que el grupo que ha quedado cortado contacte con la columna, momento en el cual, se transmitirá una señal, eslabón tras eslabón que llegará el primer individuo y proseguirán la marcha.

     Cuando se sienten amenazadas, las orugas procesionarias descubren unas pequeñas protuberancias llamadas "espejos" que liberan unos pequeños pelos que al entrar en contacto con la piel o las mucosas de otros animales producen irritación y reacciones alérgicas.


-Grillo de matorral (Phycnogaster inermis)

     La popular "chicharra" habita por encima de los 1.000 metros de altitud en parajes donde abundan arbustos de montaña como los piornos y los brezos. Las hembras, como la de la fotografía, son reconocibles por ese órgano en forma de tubo que sobresale de su abdomen y que utilizan para depositar sus huevos en el suelo.


 
 
-Cantárida (Lytta vesicatoria)  También conocida como "mosca española". Es posible contemplar este insecto a finales del mes de mayo entre las flores amarillas de la retama. Llama la atención su brillante color verde con reflejos metálicos. En la edad media, se utilizaba el polvo procedente de sus cadáveres secos (machacados) como afrodisíaco.