-Buitre leonado (Gyps fulvus)
Más de cien parejas constituyen la mayor colonia de buitre leonado de la Sierra de Guadarrama. Difícil de confundir en vuelo, planeando casi siempre, con sus anchas y largas alas y su cola corta, puede ascender, gracias a las corrientes térmicas, hasta los 12.000 metros de altura.
En otoño, cuando empieza el frío, inician sus vuelos de cortejo. La pareja de buitres planean muy juntos y a gran altura. Estos planeos son interrumpidos por repentinos picados que inicia la hembra y que el macho imita inmediatamente, colocándose un poco por detrás y con las patas extendidas hacia ella, para volver a ganar altura de nuevo y volver a repetir el proceso. También dibujan círculos en rápidos vuelos sobre la zona donde instalarán su nido. En ese mismo lugar, sobre la roca, realizarán la cópula, que es precedida por unos movimientos de cuello y de cabeza a ambos lados, y unos batidos de alas y extraños ruidos emitidos por el macho al finalizar el acoplamiento. La pareja se mantendrá unida hasta la muerte de uno de los componentes.
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Buitre leonado. |
-Buitre negro (Aegypius
monachus), de mayor envergadura que el leonado (cercana a los tres metros)
y de plumaje más abundante y oscuro, el buitre negro nidifica en la copa de los
árboles, y no en grupos. También se diferencia del buitre leonado en la forma
de buscar su alimento. Mientras el éste busca el alimento en grupo y volando alto
sobre grandes extensiones, el buitre negro vuela a poca altura, sobre áreas
pequeñas, reconocidas en solitario o por parejas. Esta forma de buscar alimento
le permite detectar cadáveres pequeños que, de otra forma, pasarían
inadvertidos.
Observaciones realizadas en la naturaleza
muestran que, al menos ocasionalmente, es capaz de capturar y matar animales
torpes o impedidos por alguna causa. Así, se ha observado a buitres capturando
lagartos vivos, o matar y devorar corderos recién nacidos si éstos son momentáneamente
abandonados por sus madres.
Los buitres negros
jamás se concentran sobre una carroña en número elevado, como sucede con los
buitres leonados. Ello se debe a su escaso gregarismo, así como a su elevada
agresividad. Disputa el alimento a alimoches y buitres leonados y las
agresiones entre las distintas especies son constantes. El mayor número de
ataques los dirigen, sin embargo, hacia individuos de su propia especie. El
buitre negro domina al alimoche e incluso al buitre leonado de forma individual;
no obstante, cuando este último acude masivamente, se ve desplazado del
alimento.
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Buitre negro. |
-Rabilargo (Cyanopica cyanus) Es curiosa la distribución de este córvido. Presente en Siberia Oriental, Corea, parte de China y Japón, nos plantea la pregunta de cómo ha llegado hasta la Península Ibérica (centro y suroeste). Alguna teoría nos habla de la introducción a través de marinos portugueses que mantenían contactos con Oriente. Otras teorías, nos hablan de una secuela más producida por las glaciaciones, que dividió su población.
El Rabilargo es un hermoso córvido que vive en colonias durante todo el año. Todo el grupo colabora en la defensa del territorio y en la ceba de los pollos. Los gritos de alarma ante la presencia de algún peligro y la temeridad con la que atacan a sus enemigos llaman la atención.
El lugar donde construyen sus nidos es elegido y camuflado minuciosamente. Construye una primera estructura con pequeñas ramas, luego una capa de barro, otra capa que sujeta por el exterior la tierra y otra, interior, que sirve de base para un forro de materiales blandos como musgo, plumas, pelo, trapos etc...
Al igual que todos los córvidos, es muy adaptable y su espectro alimenticio es muy amplio, lo que favorece su expansión.
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Rabilargo |
-Pinzón Vulgar (Fringilla coelebs) una de las aves más comunes durante el invierno, ya que proceden, sobre todo, del centro y del este de Europa. Es a mediados de febrero, cuando comienzan a regresar los individuos migradores, cuando los residentes comienzan a emitir sus primeros cantos.
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Pinzón vulgar. |
-El Mito (Aegithalos caudatus) raras veces solitario, los pequeños bandos
emiten durante sus rápidos desplazamientos de árbol en árbol finos gritos,
vibrantes y nerviosos. Su pequeño tamaño, su desproporcionada cola, las
pequeñas y redondeadas alas, constituyen una silueta única que no ofrece
confusión.
Revisa las ramas más
finas exhibiendo sus cualidades de acróbata al colgarse boca debajo de ellas,
el mito no duda en bajar a los matorrales, a los arbustos, para buscar
alimento. Sólo muy raramente podremos contemplarlo en el suelo, donde se
desplaza con poca habilidad. Su vuelo ondulado, casi indeciso, es anunciado por
incesantes gritos.
Durante los meses
invernales, los bandos de mitos se desplazan erráticamente sin rumbo fijo, a la
búsqueda colectiva de alimento. Muchas veces estos bandos están mezclados con
otras especies, como herrerillos, trepadores, reyezuelos y agateadores,
desplazándose todos ellos conjuntamente rodeados de una halo de chillidos y
pitidos incesantes que ayudan a detectar fácilmente su presencia.
Es una de las especies
más precoces en la reproducción. Emprende la construcción de su nido en el mes
de febrero. El nido del mito es una obra maestra; musgo, lana, crines, telas de
araña, líquenes, pequeños trozos de corteza, flores, se reúnen con maestría
para formar una pequeña bolsa elástica y resistente, completamente cerrado al
exterior, sólo un pequeño orificio circular abierto lateralmente en el tercio superior
de la bolsa permite la entrada a su interior. Los líquenes que recubren su
exterior proporcionan un buen camuflaje al nido. La puesta comprende de siete a
doce huevos, muy pequeños, de color blanco amarillento mate débilmente moteados
de rojizo. A los quince días de su nacimiento, los nuevos mitos vuelan ya y
abandonan el nido en compañía de sus padres. En esa época no es raro ver unidas
varias familias, desplazándose conjuntamente.
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Mito. |
-Arrendajo (Garrulus glandarius) córvido de vivos colores, da siempre la voz de alarma en los bosques donde vive. También, una llamativa mancha blanca, bien visible al emprender el vuelo, da la señal de alarma a sus congéneres. Durante la reproducción se muestran mucho más silenciosos. Los machos, entonces, muestran su costado a las hembras, exhibiendo los vivos colores azules de sus cobertoras alares, erizan las plumas de la cabeza y extienden las alas. La hembra, inclinará el cuerpo hacia delante, extendiendo las alas y haciéndolas temblar para mostrar su aceptación.
Su alimentación es variada, y suele esconder bellotas y piñones en las oquedades de árboles y rocas. Muchos de estos frutos germinan, contribuyendo así a la repoblación del bosque.
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Arrendajo. |
-El Trepador Azul (Sitta Europaea) habitante
del bosque de coníferas. Sus vuelos son siempre cortos, y evitan generalmente
los claros del bosque. Es un arborícola al cien por cien, lo que, junto con su
permanente estar pegado a los árboles, dificulta considerablemente su
observación.
Es un ave prácticamente bicolor.
La capa azul metálico de su dorso y totalidad de la cabeza le da su nombre. La
cabeza está surcada por una marcada ceja negra.
En primavera, durante el celo,
son frecuentes las peleas de machos, con muchas pautas de intimidación:
encrespamiento de plumas occipitales, extensión del cuello y pico hacia el
adversario, apertura y erección de la cola y exhibición de las zonas pardas
ventrales. A veces los contendientes se enzarzan en un combate tan reñido que
caen por los suelos y se hieren a picotazos.
Tanta agresividad entre
congéneres del mismo sexo se torna en delicadeza y fidelidad entre machos y
hembras, pues suelen formar parejas estables que se mantienen unidas durante
todo el año. Los primeros pasos de lo que serán las nupcias parece darlos la
hembra al frecuentar de forma persistente los huecos, agujeros o grietas de los
troncos donde criaron otros años, o los nuevos que reúnan condiciones.
El cortejo tiene lugar sobre una
rama gruesa y limpia. Allí la hembra adopta las posturas petitorias mientras el
macho, gallardo y exhibiendo los flancos, gira en torno a su compañera a la vez
que balancea su cabeza.
Sitúan su nido en viejas moradas
de pájaros carpinteros. Con cierta frecuencia, elijen una gran grieta en una
rama o tronco para instalarse. Entra en juego, entonces, una sorprendente
habilidad en este pájaro. Como un nido en semejante situación sería muy
vulnerable, el trepador comienza a construir con barro una pared. Une pequeñas
bolitas de tierra hasta que sólo deja un pequeño agujero, justo el que
permitirá el paso de un ave de su tamaño.
La incubación (unos quince días)
corre a cargo exclusivamente de la hembra. Durante este período los machos
permanecen callados y se dedican únicamente a proporcionar alimento a su
pareja, que prácticamente no abandona sus agujeros.
Cuando nacen los pollos, ambos
progenitores les ceban, principalmente con invertebrados, como larvas de
xilófagos que hábilmente extraen de las grietas con su pico, y también dípteros
que capturan en pleno vuelo o coleópteros en el suelo, donde incluso cogen
caracolillos y arañas.
Durante el invierno, se alimentan
de gramíneas silvestres, semillas de arce, yemas de árboles de hoja caduca y
piñones.
Los adultos apenas se alejan de los lugares de cría, pero los jóvenes,
pueden llegar a desplazarse hasta 200 o 300 km de su lugar de nacimiento para
conquistar un territorio.
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Trepador azul. |
-Ánade Real
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Pareja de ánade real en el Embalse de Santillana |
-Cigüeñas
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Cigüeñas en Manzanares el Real |